¿Cada cuánto cambiar tus zapatillas de running?
Antes o después vas a tener que renovar tus zapatillas de running. ¡Nada es eterno! Pero, ¿cuándo hay que hacerlo? ¿De qué factores depende el desgaste? ¿Y qué modelos pueden sustituir a tus viejas zapatillas?
Hoy, en la Tribu, ¡nos metemos a fondo en la renovación de zapatillas de running!
Cambia tus zapatillas running antes de que sea tarde
El desgaste de las zapatillas depende de muchos factores distintos:
- El modelo de zapatilla.
- Los materiales en los que está fabricada.
- El terreno por el que corremos.
- El peso del corredor.
- El uso que se les da (intensidad y frecuencias de entrenamientos).
Correr en asfalto, en gravilla o en montaña, pesando 60, 80 o 90 kilos, entrenando uno o cuatro días por semana… la cosa cambia. Es difícil hacer una estimación. Las marcas hacen las suyas propias, en base a las estadísticas de sus zapatillas y materiales, y calculan una durabilidad en kilómetros con la que hacerte una idea.
Aun así, los factores ajenos a las zapatillas mismas siempre alterarán esas estimaciones de durabilidad.
¿Cuándo cambiarlas, entonces? Lo prudente es hacerlo antes de que la zapatilla se deforme, en vez de esperar a que se rompa o agujeree. El motivo es que, a menudo, la apariencia externa de la zapatilla sigue siendo buena, pero por dentro el material se ha compactado y deformado. Y eso no sólo hace la carrera más incómoda: es que puedes sufrir una lesión.
Por este motivo, a nuestros miembros de la tribu que entrenan 2-3 veces por semana, unos 10km de media, les recomendamos cambiar las zapatillas de running, como muy tarde, al cabo de un año. Si es un poco antes, mejor.
¿Demasiado gasto? Más gasto (y mayor perjuicio) supone tener que ir al traumatólogo y al fisioterapeuta por una lesión.
¿Cómo ver el desgaste de tus zapatillas de running?
El problema del desgaste de las zapatillas de running es que una parte se ve, pero la parte más importante no.
Lo primero que debes inspeccionar es la media suela, que es donde está todo: la deformación, las arrugas, el desgaste del material… ahí tenemos todas las señales visuales de desgaste. Además de, por supuesto, la suela, que en caso de estar deteriorada ya no arroja dudas: toca renovar.
La parte más complicada de ver es el interior, que es donde va alojado el pie. Y unas zapatillas de running pueden estar casi perfectas por fuera, y “destrozadas” por dentro. Y es ahí cuando empieza el peligro: el material se deforma o se endurece, tu pisada cambia y tu adaptación al terreno también, empiezas a “correr mal”, y de ahí es fácil caer en la lesión.
Al menor signo de incomodidad con tus zapatillas, si tienen ya unos meses o un año, es recomendable cambiarlas. Pero, ¿por cuáles?
Cambia tus zapatillas running por…
Nike Pegasus Turbo 2
La zapatilla básica de entreno, muy ligera, muy cómoda, muy a la moda, y con una innovadora espuma que proporciona reactividad para las sesiones de larga distancia.
La mediasuela de estas zapatillas ofrecen el mejor retorno de energía hasta la fecha, y su suela exterior de goma se agarra bien a todo tipo de superficie.
Dependiendo del uso, pueden durar unos 600km aproximadamente.
Brooks Ghost 12
Estas zapatillas de entreno destacan por su escandalosa comodidad y su ajuste perfecto al pie. Su entresuela es muy técnica, con tecnologías BioMoGo DNA y DNA LOFT para una mejor respuesta y una mayor amortiguación.
Son ideales para distancias medias y largas, y con su diseño sin costuras te resistirán perfectamente 700-800km de recorridos acumulados.
Adidas Ultraboost 20
Otras con un excelente ajuste al pie, y con un extra de amortiguación gracias a su suela Boost. Estas zapatillas son una revolución en el mundo del running desde sus primeros modelos, gracias también a su estabilizador Fitcounter con el talón moderado (que protege así tu talón de Aquieles) y tecnología Torsion Spring en la mediasuela para mayor sujeción general.
Sus resistentes materiales extenderán su uso hasta los 800-900 kilómetros antes de tener que cambiarlas.
Siempre teniendo en cuenta, claro, las particularidades expresadas al principio: tu peso, tu frecuencia de entreno, incluso tu propia pisada, así como el terreno por el que corras, determinarán la duración definitiva de tus zapatillas de running.
¡No demores la compra de las nuevas y sigue progresando en tu entrenamiento!